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Prebióticos y Probióticos : Factores clave del equilibrio intestinal de Alimentacion Saludable


La microflora intestinal


Los seres humanos nacen asépticos (sin ningún germen). En uno o dos días, una flora microbiana específica se desarrolla y se organiza bajo forma de población, en estado de equilibrio, a lo largo del tubo digestivo.

El número de gérmenes que componen esta flora varía según los segmentos del tracto digestivo.

La flora de fermentación está presente en la segunda parte del intestino delgado y se extiende hasta el colon transversal, con un máximo de actividad a nivel del caecum.

Constituida esencialmente por fermentos lácticos y bifidobacterias, permite la fermentación ácida de los glúcidos complejos (polisacáridos, fibras), de ahí una liberación de ácidos orgánicos (láctico, acético, propiónico…) y de gas carbónico. En estado normal, predomina a nivel del colon ascendente y permite mantener un pH ácido.

Por otra parte, la flora de putrefacción predomina en el colon descendente. A este nivel, las proteínas sufren un proceso de putrefacción y dan luz a unos cuerpos aromáticos (amoniaco, H2S, indol, escatol…) y a unos productos alcalinos entre ellos las tomainas, áminas tóxicas. Estas toxinas son asimiladas e inactivadas a nivel del hígado (gluco y sulfoconjugaciones) y eliminadas por la orina (BESSON y col. 1993).

Normalmente, la flora protectora de fermentación se opone a la proliferación de bacterias patógenas, así como al desarrollo de la flora de putrefacción que, cuando está presente en exceso, se vuelve irritante para el colon y genera unos compuestos tóxicos para el hígado. No obstante, comidas ricas en carne y en las que no se mastica de manera correcta, contribuyen al aporte de materias intestinales demasiado ricas en proteínas, de ahí el desarrollo exageradode la flora de putrefacción. Por otra parte, en caso de falta de fibras la flora de fermentación se enrarece y la barrera ácida se debilita. La flora de putrefacción se desplaza en el intestino delgado,produciendo meteorismo, hinchazones, mal aliento, así como la producción de sustancias tóxicas (algunas cancerígenas).


Los Prebióticos


Los prebióticos estimulan de manera selectiva el crecimiento y la actividad de la flora intestinal respetando el ecosistema propio de cada individuo. Están principalmente constituidos por :

– Fibras solubles (pectinas). – Fructooligosacáridos (FOS), glúcidos de origen vegetal tales como la inulina. – Cereales fermentados. Estos últimos no contienen las bacterias vivas que se han multiplicado durante la fermentación, pero tienen numerosos metabolitos esenciales liberados por los micro-organismos durante el proceso de fermentación.

Propiedades

  • El consumo diario de prebióticos permite mejorar el transito intestinal.

  • El efecto barrera de la flora de fermentación contra el desarrollo de algunas bacterias deletéreas y potencialmente patógenas se ve reforzado :

– los metabolitos presentes en el medio se oponen a la implantación de gérmenes y favorecen la secreción de IgA

– los fructooligosacáridos (inulina) permiten la producción de ácidos grasos volátiles responsables de la acidificación del colon derecho, que refuerza este efecto barrera.

  • Los cereales fermentados son una fuente de metabolitos y de enzimas necesarias para el ecosistema intestinal. Refuerzan la actividad enzimática digestiva.

Mientras que la velocidad de acción de las enzimas digestivas es muy rápida, la de ciertas enzimas bacterianas es lenta. Las bacterias exigen que los residuos alimentarios se queden durante un tiempo suficiente (unas diez horas) en el colon para cumplir su trabajo de hidrólisis. En caso de un transito acelerado, se constata una disminución de la digestibilidad de la celulosa.

Una irritación de la pared intestinal suele acompañar estos desequilibrios digestivos.

Los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) producidos por la inulina proporcionan una fuente de energía para las células epiteliales, estimulando su renovación. Aparte de este papel de nutrientes, los AGCC participan en la regulación de los procesos normales de la digestión.

Antioxidantes vegetales tales como los polifenoles contribuyen a reducir la inflamación.

Por otra parte, la glutamina es un nutriente particularmente interesante. Este aminoácido es la primera fuente de energía del intestino delgado, y resulta indispensable para el mantenimiento de la troficidad de su epitelio. Su absorción intestinal selectiva (absorción activa gracias a una bomba sodio dependiente) contribuye en la lucha contra la atrofia de los vellos y sus complicaciones potenciales de hiperpermeabilidad y de translocación bacterianas.

Principal nutriente de los enterocitos, la glutamina proporciona por una parte la energía y por otra el nitrógeno para la síntesis de las bases púricas y pirimídicas del ácido nucleico ; se trata por lo tanto de un micronutriente de gran importancia a la hora de favorecer la regeneración de las células intestinales y de contribuir a la integridad de esta membrana. Según el Doctor SEIGNALET, una carencia en glutamina es uno de los principal factores que permiten explicar el fracaso del régimen ancestral hipotóxico.


Los probióticos

Los probióticos son unos micro organismos, bacterias o levaduras, no patógenos y no tóxicos, que contribuyen al equilibrio de la flora intestinal. El papel esencial de los probióticos es el de garantizar una buena higiene digestiva favoreciendo la degradación y la absorción de ciertos alimentos. Regulando las funciones del colon, mejoran el estado de salud y permiten luchar contra los diferentes trastornos del transito (acelerado, ralentizado, hinchazones…) y los trastornos digestivos, contribuyendo a la prevención de desórdenes más amplios. Se distinguen cuatros grandes grupos de probióticos :

Los fermentos lácticos

Capaces de producir el ácido láctico por la fermentación de ciertos azúcares tales como la lactosa, son reagrupados en dos categorías, en función de su morfología :

Los Lactobacilus – Lactobacilus bulgaris. Fermento clásico del yogurt, ausente de la flora normal endógena del hombre. Resiste muy mal la acidez gástrica, tiene poca capacidad de supervivencia en el intestino (1 germen de cada 100.000 llega vivo al intestino delgado). Presenta por lo tanto un interés menor como probiótico.

– Lactobacilus acidophilus, casei y rhamnosus. Pertenecen a la flora normal, ofrecen una buena resistencia a la acidez gástrica, presentan una capacidad de adherencia a las células intestinales y se implantan de manera duradera en el tubo digestivo. Perfectamente tolerados, juegan un papel importante en el equilibrio del ecosistema intestinal.

Sin embargo, se alteran a temperatura ambiente y son totalmente destruidos a temperaturas superiores a 40°C. No se pueden por lo tanto aportar a través de los yogures pasteurizados. In vitro, su crecimiento es bueno en un entorno de pH 4,5 – 6,4 y a temperatura de 30 a 40 °C.

Los Cocos

Enterococcus y Streptococcus. Representan una pequeña parte de la flora normal, y es notable su capacidad de adherencia sobre la pared intestinal.

Las Bifidobacterias

De origen humano o animal, pertenecen a la flora intestinal normal y gozan de una débil resistencia a los jugos gástricos. Contribuyen a la síntesis de vitaminas en el intestino, entre otras las del grupo B y facilitan la absorción de nutrientes estimulando la actividad enzimática.

Las diferentes levaduras de tipo Saccharomyces

Son principalmente utilizadas por la industria agroalimentaria (vino, cerveza, pan…). Otras bacterias esporuladas Entre ellas Bacillus subtilis y cereus.

Modo de acción

Elementos importantes de la flora de fermentación, los lactobacilus son eficaces en el tratamiento de numerosos desórdenes digestivos, tales como diarreas, flatulencias, estreñimiento, infecciones digestivas y trastornos inflamatorios. Su modo de acción es todavía poco conocido, pero son varios los mecanismos que podrían explicar sus efectos positivos.

– Por la degradación de algunos azucares (lactosa y polisacáridos), los lactobacilus generan ácidos orgánicos tales como el ácido acético y láctico que, reduciendo el pH intestinal, ayudan a limitar la flora de putrefacción cuyo desarrollo se ve favorecido en medio alcalino y genera aminos tóxicos (putrescina, cadaverina), amoniaco e indoles.

– El desarrollo de lactobacilus necesita la presencia de fibras (inulina, pectinas de frutas…), que pueden participar en la neutralización en el colon, de múltiples productos tóxicos potencialmente cancerigenos.

– Algunas sustancias elaboradas por los lactobacilus son susceptibles de neutralizar in situ las toxinas bacterianas. Esta acción se ve reforzada por la formación de peróxido de hidrógeno y de moléculas anti-microbianas, como las bacteriocinas, que inhiben el desarrollo de gérmenes patógenos como los colibacilos o las salmonelas.

– Refuerzan igualmente las defensas inmunitarias locales y generales (favorecen la producción de IgA secretorios en la luz intestinal, estimulan la activación de los macrófagos y de las estructuras linfoides).

Se ha demostrado que la administración de L.acidophilus y L.casei revivificantes, capaces de desarrollarse en el tracto digestivo, activa los macrófagos de ratones.

Sato demostró que la ingestión de L.casei dos días antes de la administración de Listeria permitía proteger a los ratones de la infección. La administración de L. casei y de L. acidophilus durante 8 días a ratones antes de infectarlos con Salmonella typhimurium, induce una tasa de supervivencia del 100% con producción de inmunoglobulinas y activación de linfocitos T y B.


Fuente: Informe de A.F.M.O Nº 9


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